Un reloj de sol con materiales de la estación. Otra forma de medir el tiempo en Canfranc

Los aragoneses tenemos una nueva fecha para nuestra colección de referencias a recordar de vez en cuando. Es el 9 junio 2025. Este día, tras dos años de obras y una fuerte inversión, volvía el tráfico a la línea Huesca-Canfranc. Las mejoras en el trazado y la comodidad son evidentes. El tiempo de viaje se ha reducido en media hora porque, con la nueva vía, se puede ir más deprisa y se ha mejorado el trazado de las curvas con unas referencias que soy incapaz de explicar. El constante «clac-clac» que provocaba el paso por las uniones de raíles es algo que ya no existe.

El viaje sigue siendo largo para la persona viajera con prisas. Pero para ir a Canfranc en tren disfrutando del paisaje, cómodamente y con compañía para comentar todo lo que se ve, pues está bien. Es una línea de montaña, aunque ahora quien viaje se sorprenderá de la velocidad que alcanza en algún tramo.

Que hay pocos servicios diarios, es cierto. Que la demanda estos días es evidente, también. La novedad y el buen tiempo ayudan. Pero el tirón turístico de este territorio recupera uno de sus atractivos. Que la oferta mejore también depende de que recuperemos el gusto por el viaje en tren. Los grandes despachos de la capital tienen unos ritmos que no suele coincidir con los del común de los mortales. Pero la insistencia de la sociedad ha aportado bastante para mantener encendida la llama de la reivindicación. Como si fuera una de esas locomotoras de vapor que subían a Canfranc. No hay que dejar que se apague. Más briquetas…

Espero que no le sepa malo a Rosario Raro que me haya apoderado del título de su libro porque, en realidad, lo que pude hacer el día 10 junio 2025 (ya sé que el primer viaje fue el 9) fue volver a Canfranc… en tren.

Santa María y La Peña, otra de las grandes referencias de la línea

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