Este perro de hielo estaba sobre un banco en la zona de juegos que hay junto al puente del Paco, en Sallent de Gállego. Poco a poco lo iba iluminando el sol, por lo que cabía pensar en un incierto futuro. Había llegado así de formal hasta el mediodía del jueves, 21. Enfrente, una madre columpiaba a su hija. No se sabe quien disfrutaba más, si la columpiada o la columpiante. Junto a sus risas, un par de perros alborataban lo que querían, yendo y viniendo por una zona de umbría llena de nieve. El río aportaba, también, su propio sonido, y entre esta sinfonía improvisada, el perro de hielo guardaba silencio. Tal vez supiera que le quedaba poco tiempo y le impresionaba esa situación. Tal vez.
Perro de hielo
Este perro de hielo estaba sobre un banco en la zona de juegos que hay junto al puente del Paco, en Sallent de Gállego. Poco a poco lo iba iluminando el sol, por lo que cabía pensar en un incierto futuro. Había llegado así de formal hasta el mediodía del jueves, 21. Enfrente, una madre columpiaba…
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